Tuesday, July 26, 2005

Fiesta

La culpa fue de Ronaldo. La coca la trajo Helguera, que siempre pasa por el más comedido de todos. Javier Marias se puso hasta el culo de bourbon, sentado en el sofá de la antesala, donde no molestar a nadie. Detrás suyo había una estantería con la colección de novelas de Vizcaíno Casas, ordenadas por año de edición. De la sinopsis ya ni hablamos. Ginés Carvajal entretuvo al vecindario con unos sermones y unas cuantas perogrulladas. Sin embargo, quien más éxito tuvo fueron los bailes de Carmen de Mairena al borde de la piscina.
Hacía calor. Mucho calor. Mi mirada divagaba en círculos concéntricos fijándose -no sé si por mi estado de embriaguez- en el dulce vaivén de tu falda blanca de lino. Felix da Housecat pinchaba al fondo del jardín, entre luces verdes, rojas y amarillas. Como las pastillas. Y en tu vaso una bebida rojiza.

Quizás hubiera debido acercarme a tí y ponerte las cosas sobre la mesa. O sobre la cama, mejor dicho.

Wednesday, July 20, 2005

I have

Tengo que lavar el coche y recoger la ropa tendida y plancharla y terminar de limpiar el polvo de las estanterías y colocar toda la colección de cds eróticos y echarle agua al coche para los limpiaparabrisas y enviar a la central la nota de gastos y sacar las facturas de la cartera que al final terminarán perdiéndose y hacer unas cuantas visitas pendientes y unas cuantas llamadas y alegrar el ánimo y pensar que tengo que pensar en las vacaciones y tengo que vaciar el maletero y poner otra lavadora y tirar a la papelera muchos papeles que no sirven.

Lo único que no tengo son ganas.

Friday, July 08, 2005

Yo me bajo en Atocha

Agobio de cuentas e informes y bolígrafos desgastados como cuchillos romos como picaportes de puertas desvencijadas que chirrían como los goznes que hace tiempo no se utilizan como el sexo de un anciano que simplemente se conforma con vivir como los cobardes que piden que nos enfrentemos en guerras a las que pertenecemos como en viejos siglos antiguos siglos que no vienen a cuento como el precio de la lechuga en el mercado de debajo de mi casa que cada día está más cara como la vida en general que nos ha tocado en suertes o en desgracia como montar en el metro de Londres una mañana equivocada, la que no toca.
Agobio de mesa llena de papeleos de teléfonos de objetivos de pistolas en la sien.