Fiesta
La culpa fue de Ronaldo. La coca la trajo Helguera, que siempre pasa por el más comedido de todos. Javier Marias se puso hasta el culo de bourbon, sentado en el sofá de la antesala, donde no molestar a nadie. Detrás suyo había una estantería con la colección de novelas de Vizcaíno Casas, ordenadas por año de edición. De la sinopsis ya ni hablamos. Ginés Carvajal entretuvo al vecindario con unos sermones y unas cuantas perogrulladas. Sin embargo, quien más éxito tuvo fueron los bailes de Carmen de Mairena al borde de la piscina.
Hacía calor. Mucho calor. Mi mirada divagaba en círculos concéntricos fijándose -no sé si por mi estado de embriaguez- en el dulce vaivén de tu falda blanca de lino. Felix da Housecat pinchaba al fondo del jardín, entre luces verdes, rojas y amarillas. Como las pastillas. Y en tu vaso una bebida rojiza.
Quizás hubiera debido acercarme a tí y ponerte las cosas sobre la mesa. O sobre la cama, mejor dicho.
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