Tuesday, April 12, 2005

Alicia

Él liándose un cigarrillo a la puerta del bar, ella dentro, con una jarra de cerveza que circula azarosa de mano en mano, a través de un asa húmeda. El perro atento al dueño, expectante. Suena el móvil. Y yo que estoy atascado, como si tuviera un intestino eterno, como en aquella película de George Lucas, infierno, muchachito, las botas de aquella chica que cobraba su trabajo por minutos, veinte, aproximadamente.
Él a la puerta del bar liándose un cigarrillo, pensando en que no tiene condones en casa, que ella bebe apacíblemente su cerveza pensando en la noche loca de sexo loco las llaves sobre la repisa y no, no hay condones, a ver cómo se lo montan. El cigarrillo. El móvil que le suena y vibra dentro del pantalón, como una pequeña polla de juguete, de despedida de soltero. Y yo que estoy atascado en una rueda de madera, en la diligencia, estropeado y obtuso, romo y sin picaporte para una puerta más pequeña que mi cuerpo.
Aunque si entra la cabeza entra todo.