Thursday, February 28, 2008

Cuántas chorradas hacen falta que cerrar este blog

Es insondable la sensación de pánico, hastía la premura, carcomen los nervios, asquea el horro vacui, tiemblan los temblores, se diluyen los orines, los miedos atacan por parcelas cada poro de la piel en ruta primero por la tripa, después en un asedio kamikaze por las ingles, en una guerra de guerrillas asolan manos, dedos, falanges y todo para descubrir en un impacto cruel, sádico y pernicioso cuán hijadeputa es la vida que vivimos, y cómo algo tan cercano, tan táctil, tan próximo como nuestra felicidad es meramente efímera, cómo en ese intervalo ridículo entre las diez menos diez y las diez de la mañana es capaz de irse, de evaporarse, de diluírse, desaparecer, negarse sin pedir ni cita previa ni avisar de su marcha, con una maleta liviana con la que salir corriendo por piernas.
Como una puta cualquiera.

La belleza está en la imperfección de las cosas. Me rio del David de Miguel Ángel cuando duermo junto a ti en nuestra cama.