Thursday, May 25, 2006

Hagamos un trato

Lamerte. Negociar contigo no es fácil. Y en verdad que me muero por hacer un anuncio de todo terreno por tu piel, subir, bajar, sentir la tracción a las cuatro ruedas, frenar en seco sobre tus pezones y que ahí caiga un temporal, que llueva, que truene, que diluvie que yo me quedaré anclado a ellos, con la boca, con las manos. Morderte. Negociar contigo no es sencillo. Y en verdad me muero por ver tus maletas sobre mi cama y las sandalias en tus pies y el añil de tus uñas y el tatuaje y el tono porcelana de tu piel y el mapa del terreno neutral que guardas en el bolso y la timidez y la picardía y la nuca. La nuca que quiero morderte. Comerte. Negociar contigo no es fácil. Y en verdad que quiero que por una vez por todas esta esta esta, coño, ésta por fin, dejes esa mesa y esa silla y ese teclado y esa sala y ese edificio y esa ciudad y cojas y corras y conduzcas y llegues aquí y te me tires a los brazos y me aflojes la corbata y me arranques la camisa y me muerdas los pezones y me beses el ombligo y las ingles y el pene y los muslos y los tobillos y te dejes acariciar el pelo y te dejes mirar a los ojos y te dejes morder y te dejes saborear y te dejes hacer el amor. De una vez por todas ésta ésta ésta, coño, ésta.