Wednesday, March 19, 2008

Octavo en la tabla

Las de resultados son las peores crisis que se pueden tener. O sufrir. Sin paliativos, sin paños calientes, sin duda. Que te engañe para que vengas a casa un sábado a las seis de la mañana, cuando de nosotros solo quedan rescoldos y restos, y no se me levante, es una grave crisis de resultados.

Tres años sin ganar títulos, sin acumular posesiones, sin salir a festejar a la Cibeles lo grande que la tenemos, es una grave crisis de resultados. No acertar ninguna de las respuestas en el examen, también. Y esperar durante horas que llegue la palabra precisa, la sonrisa perfecta, el acorde, la estrofa, y sólo ser capaz de articular sílabas incoherentes, es chungo.

Muy chungo.

Y tendría miles y millones y billones y trillones de ejemplos. Y el infinito, como un ocho borracho tirado en el suelo. Tú. Yo. Nosotros. Ellos. Los del fondo. Las de más allá. Todos con errores de forma, defectos de fábrica y graves crísis de resultados.

Imcompetentes sin solución de continuidad, días de diario, fines de semana.