Thursday, December 09, 2004

Alquilo una mirada

Esta mañana, al subir a la oficina, el portero del edificio me ha mirado sospechosamente mal. De mala leche. Con esos ojos que tenemos todos tras una noche de cerveza y copas. De hecho, ni me ha saludado, un leve movimiento de la cabeza, como asistiendo, le ha servido.

Pero a mi no, y al llegar al despacho, lo he pagado con mi secretaria, que tenía la misma cara de gilipollas que el resto de mañanas.